sábado, 12 de octubre de 2013

La Semana Santa de Murcia (I)


Frente a los jardines de Floridablanca, hay un monumento al Nazareno de la Cofradías del Stmo. Cristo de la Sangre, "Los Coloraos", como son llamados popularmente por el color de sus túnicas penitenciales; junto a la Iglesia Nuestra Señora del Carmen
La imagen es obra el Santrísimo Cristo de la Sangre de Micolás de Bussi, realizado en 1693. Fue la primera representación escultórica del Lagar Místico. Su rara iconografía y su especial unción religiosa, lo convirtieron en una imagen devotísima desde los primros momentos de exposición al culto. 
Jesús de la Humillación es una imagen de autor anónimo, aunque atribuido a la escuela granadina del siglo XVII. Representa al Nazareno abrazado a la Cruz, aceptando su martirio. Pertenece a la Procesión de La Soledad, del Viernes Santo.
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Nuestra Señora de la Soledad es una imagen realizada por el escultor murciano  Antonio Campillo en el año 1985. Pertenece a la Procesión de La Soledad, del Viernes Santo.
La Caída fue el primer paso realizado por Francisco Salzillo para la cofradía de los existentes en la actualidad.Consta de cuatro figuras que se distribuyen en torno a la de Jesús, camino del Calvario, postrado en el suelo. Dos sayones intentan golpearlo, mientras el Cirineo trata de levantar la cruz y un soldado, ligeramente retrasado, contempla la escena. Los brazos de la cruz trazan ejes en forma de aspa. Dijo Camón Aznar que la cabeza de Jesús es “la más dramática que ha tallado Salzillo”. De gran patetismo, sus ojos son vivos y expresivos, llenos de dolor, intensificado con el detalle de la espina que atraviesa el párpado.
Los dos sayones de los extremos están llenos de odio, tanto el que intenta levantar con gran esfuerzo e inestable equilibrio a Jesús, como el que blande una maza llena de clavos. Simón Cireneo sostiene la cruz lleno de compasión. El soldado representa a la turba y sintetiza el valor del espectador que se incorpora al escenario. “Los actores de este drama son verdaderos exponentes de los fundamentos retóricos de la imagen procesional y de las posibilidades expresivas de una fisiognomía moralizada basada en la oposición de contrarios y en las evocaciones que proporcionaba el rostro sobre los estados del alma”.

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